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La importancia de la protección de la marca

Los derechos de propiedad industrial se convierten en un activo empresarial de extraordinaria importancia en la actualidad y, con las circunstancias que nos rodean, uno de los factores principales que afectan el éxito o el fracaso de una empresa es el grado en que realmente se explota su capital intelectual e industrial. Por ello, conocer qué contenidos abarcan estos derechos nos otorgan unas herramientas muy útiles para nuestro negocio.


Las principales figuras que nos encontramos son marcas, patentes, modelos de utilidad y diseño industrial. Aunque hoy nos centraremos más en marcas ninguna de estas figuras carece de importancia.

¿Por qué es importante proteger una marca?

Las marcas son signos distintivos, que principalmente otorgan unas garantías a los consumidores, y asimismo proporcionan una serie de derechos a aquellos que ostentan su titularidad.


Fundamentalmente sus funciones son:


• Función distintiva: permite distinguir o diferenciar un producto o servicio de los demás productos o servicios de la competencia.


• Función de indicación de calidad: permite hacer notar a los consumidores la calidad de un producto, lo cual a su vez permite que, por ejemplo, si un producto es de buena calidad, un nuevo producto que se lance al mercado y que cuente con la misma marca, tenga una buena acogida.


• Función de indicación del origen empresarial: permite hacer saber a los consumidores la procedencia del producto, es decir, la empresa o negocio que los produce o comercializa.


• Función publicitaria: permite realzar la publicidad,
así como persuadir su adquisición y familiarizar el producto o servicio en los consumidores.

Esta figura, a su vez, permite que el titular de la misma cuente con un ámbito positivo y uno negativo del derecho.


Desde la esfera positiva, quien registra una marca a su nombre (el registro es constitutivo) automáticamente obtiene un derecho de exclusiva o ius utendi; es decir, únicamente podrá hacer uso de la marca  aquel que la posea en propiedad o quien este autorizado para ello. Normalmente estas autorizaciones se hacen mediante contratos de licencia de uso, que permiten a un tercero ajeno al titular de la marca utilizarla a cambio de unos cánones o royalties.


La faceta negativa otorga al titular de la marca el ius prohibendi ; es decir, la potestad para prohibir que terceros ajenos y no autorizados hagan uso de esta. Esto es posible gracias a las acciones recogidas en la Ley de Marcas (Ley 17/2001 de 7 de diciembre).

Un dato a destacar es que el titular de una marca no solo tiene el derecho a utilizarla, sino que también tiene la obligación. Y es que la falta de uso durante un periodo de tiempo (concretamente 5 años) conlleva la caducidad de la misma y por lo tanto la pérdida de estos derechos.


En la actualidad podemos concluir que 2011 cerró con un incremento interanual de más del 5% de marcas registradas, y en los 5 primeros meses de 2012 el número de solicitudes para registrar marcas en España ascendió a 19.697, es decir, un 0,6% de incremento con respecto al año pasado, en su mayoría llevadas a cabo por Pymes, lo cual indica una creciente preocupación de las empresas españolas por proteger este tipo de derechos que con el tiempo van adquiriendo mayor relevancia.

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